jueves, 29 de diciembre de 2011

Me enamoré. Sí. Ese verbo que siempre creí que era inconjugable, no lo era. Me enamoré, se enamoró, nos enamoramos. No creía en el amor o no quería. Y así pasó. Eso mismo fue lo que me ablandó. Apareció en mí el odiado amor. Inevitable, incomprensible, inimaginable...
El amor, tan dulce o amargo, tan apasionado o desmotivado, tan salvaje o estresado, tan entregado o descuidado, tan extraño o afable, tan amado u odiado...

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